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La Matemática es un Lenguaje

La matemática es un lenguaje 

Esta reflexión puede plantearse desde variadas vertientes, una referida a la evolución histórica y el constante diálogo con la complejidad de los problemas de la humanidad. Otra mirada dice relación con el lenguaje del universo y como la divinidad creadora que se comunica con la humanidad, inspirando y motivando la generación de modelos para entender y explicar los fenómenos naturales, por ejemplo, los fractales y la elipsoidal característica de los movimientos de los planetas.  Sin embargo, hay una tercera perspectiva, que dice relación con la trascendencia simbólica de la matemática y sus símbolos de abstracción como lenguaje. Para esbozar la grandeza del lenguaje matemático y como este se compenetra con la realidad humana, se hará el siguiente ejercicio, intentando llevar al lector a entender la multidimensionalidad de este lenguaje, así como su trascendencia, que nuevamente levantan platónicamente las más excelsas de las ciencias, la aborrecida matemática.  

Uno, el primero, según la visión aristotélica el primer motor, la primera sustancia eterna e inmóvil, el uno como símbolo de auto on para los griegos, esse ipsum para los latinos, en definitiva, un simbolismo que afecta fuertemente la concepción filosófica cristiana y musulmana de Dios como el ser por esencia. El uno representa la base de la creencia cristiana, pues hace alusión a Dios Padre en la creación, identificando además la unicidad de este (Dt 6,4), uno representa al único ser verdadero.

El uno, símbolo de la verdadera causa primera, del principio supremo, según Aristóteles es lo que hay de común entre todas las cosas, el principio de toda realidad, el absoluto, uno de los principios de la ousia, la indivisibilidad.

Para Aristóteles, es ser principio de los números. Para Platón, Espeusipo, y Jenócrates, uno es el principio de la realidad.

Según Aristóteles, no hay ninguna diferencia entre decir «el hombre es» y «el hombre es uno», o decir «hombre que es» y decir «un hombre». 

Observemos que estos trabalenguas de “ires” y “venires” permiten posicionar al uno como inicio de la secuencia, como el primer paso, el principio, el origen, el alfa para el cristianismo, sin embargo, también es el todo, lo trascendente, la totalidad, la completitud, el omega para los cristianos, es decir, inicio y fin son el mismo, nuestro primer paso se da para caminar hacia el uno, el primer paso. Inicio y fin diferente simbolismo, pero el mismo símbolo. Comienzo y fin, inicio y trascendencia.

1+1=2, dos primeros pasos generan al dos, dos es avance, es unión e incremento, pero también es división, partición, descomposición del todo ½. Es decir, la unidad como inicio es aditiva, pero como fin es completitud, nada le falta, pues es todo. Es aquello que necesita ser sumado porque necesita crecer, para comprender que ya lo era todo y no necesitaba nada más. 

Dr. José A: González Campos
Académico